viernes, 11 de febrero de 2011

¿POR QUÉ SOMOS TAN PASIVOS/AS? FÁBULA DE LA RANA HERVIDA


A raíz de las últimas declaraciones de "nuestro ministro" he retomado una entrada que publiqué hace algún tiempo, sigo pensando lo mismo, los paralelismos son obvios

"El ministro de Trabajo e Inmigración, Valeriano Gómez, ha asegurado en rueda de prensa tras el Consejo de Ministros que para alcanzar la conciliación entre la vida laboral y personal en España, "todos" los niños deben estar escolarizados "inmediatamente" después de nacer. "Si tuviera que elegir una sola medida por encima de todas las demás para estimular la igualdad y, al mismo tiempo, la eficiencia de una economía, la capacidad, la producción y la riqueza a medio y largo plazo, esa sería que todos los chicos pudieran estar escolarizados inmediatamente después de su nacimiento"
Fuente: http://www.lavanguardia.com/politica/20110429/54146911677/el-gobierno-cree-que-los-ninos-deben-ser-escolarizados-inmediatamente-despues-de-nacer-para.html

Me acordé de esta  fábula a raíz de unos sucesos que han ocurrido últimamente. Reflexionando largamente sobre ello, me he dado cuenta de lo acostumbrados que estamos a que pasen cosas a nuestro alrededor que no nos gustan y no hagamos nada para cambiarlas. No entiendo la falta de transparencia y de comunicación. No comprendo el miedo a que la gente pueda expresarse, la falta de reacción ante hechos graves. No puedo soportar que se victimice aún más a las víctimas  sobre todo si son niños ¿Qué nos pasa en esta sociedad? ¿Dónde está la democracia por la que tanto se ha luchado? ¿Es que vamos a ser capaces de tragar con todo sin mover un solo dedo para cambiar las cosas???

"Imaginen una cazuela llena de agua, en cuyo interior nada tranquilamente una rana. Se está calentando la cazuela a fuego lento. Al cabo de un rato el agua está tibia. A la rana esto le parece agradable, y sigue nadando. La temperatura empieza a subir. Ahora el agua está caliente. Un poco más de lo que suele gustarle a la rana. Pero ella no se inquieta y además el calor siempre le produce algo de fatiga y somnolencia. Ahora el agua está caliente de verdad. A la rana empieza a parecerle desagradable. Lo malo es que se encuentra sin fuerzas, así que se limita a aguantar y no hace nada más. Así, la temperatura del agua sigue subiendo poco a poco, nunca de una manera acelerada, hasta el momento en que la rana acaba hervida y muere sin haber realizado el menor esfuerzo para salir de la cazuela.
Si la hubiéramos sumergido de golpe en un recipiente con el agua a cincuenta grados, ella se habría puesto a salvo de un enérgico salto".
“Es un experimento rico en enseñanzas, dice el autor. Nos demuestra que un deterioro, si es muy lento, pasa inadvertido y la mayoría de las veces no suscita reacción, ni oposición, ni rebeldía”.

Olivier Clerc, especialista en bienestar y desarrollo personal nacido en Ginebra y afincado hoy en Borgoña, escribió en el año 2005 un libro titulado “La rana que no sabía que estaba hervida… y otras lecciones de vida”. En la introducción dice el autor que “todo es lenguaje, que todo nos habla”. Entre las historias que plantea una lleva el título del libro. Y a ella me voy a referir. Parece ser que esta alegoría fue propuesta por primera vez en el libro de Marty Rubin “The boiled Frog Syndrome”, publicado en 1987.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Prometo dejar de croar y caminar en todos los sentidos. Besos. Pepi.

Paula Martínez dijo...

No conocía esa fábula, pero parece que está de plena actualidad. Hemos llegado a un punto de individualismo y pasividad que asusta.

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