FELICES OCHO

Ocho años ya, ese es el tiempo que me estrené como mamá  y el tiempo que llevo teniendo el privilegio de tener a mi hijo mayor conmigo. Guapo por dentro y por fuera, inteligente, responsable, deportista, cariñoso con sus hermanas y con su mami. Juguetón con papi.

Viniste precedido de una pérdida que hizo que mi embarazo fuera difícil pero hermoso. Tus primeras semanas de vida en mi interior las pasaste viajando conmigo en tren,   hasta las nueve semanas después de que la comida no aguantara en mi interior ni cinco minutos y  cuando papi me obligó a hacerme la prueba no supe oficialmente que estabas dentro de mi (aunque yo sabía que si y que además eras un chico). Tus patadas eran la señal de que todo estaba bien y yo era feliz con cada una de ellas. Apenas engordé, hasta los cinco meses hubo mucha gente que ni siquiera sabía que estabas conmigo. No me dejabas tomar leche (que me encanta) y me obligabas a tomar lazos de miel (que odio), un embarazo de libro.

Papá y mamá te hablábamos mucho, a los seis meses te pusimos nombre, hermoso como tú. Al lado de la barriga movíamos un peluche con forma de ratón que tenía un pequeño cascabel y que te encantaba y que luego al nacer te acompañaba y confortaba. Odiabas los ruidos fuertes y cuando te llevábamos al teatro pataleabas en mi interior con energía.

Viajaste todo el embarazo conmigo, hasta que a los ocho meses decidimos quedarnos en casa para preparar tu llegada.

Llegaste a nuestras vidas un 27 de julio a las ocho de la tarde, ese día tenía monitores a las nueve de la mañana, era domingo y al levantarme noté que perdía líquido, eras tú que llamabas a la puerta…Ingresé  después de comer, a las seis el ginecólogo me dijo que ya estabas aquí y a las ocho te ponían sobre mí. Fue duro, pero no tengo recuerdos dolorosos de esos momentos…

Mi mejor instante, unos ojos grandes y hermosos que me miraban fijamente, precioso desde el mismo instante en que naciste… Imborrable, el momento en que tu papi habló y moviste la cabeza para buscar su voz.

No me costó nada que mamaras, te cogiste enseguida y compartimos catorce preciosos meses de lactancia.

Aún recuerdo con nostalgia cuando te llamaba “mi melocotón” porque eras suave y rosado, y cuando llegabas a casa con papi y preguntaba ¿Quién es? Y contestabas – “Meocotón”

Millones de vivencias que no caben en una sola entrada, te dedicaría miles, millones…tantos como besos y abrazos, y te quieros nos dedicamos cada día, algunos sólo para nosotros.

"Te quiero mamí como de aquí al sol y de noche como de aquí a la luna", y yo siempre  te decía y yo eso, ida y vuelta millones de veces

Hoy nos queremos hasta el infinito y vuelta millones de veces.

El tiempo ha pasado y te has convertido en un niño con un corazón de oro, sensible,   con una inteligencia que a veces nos desborda, guapo, cariñoso, deportista

Eres el hijo perfecto y el perfecto hermano, eres un regalo para todos los que estamos contigo, no lo olvides nunca, FELICIDADES MI AMOR