No se trata de que haya crecido físicamente que eso sería raro a mi edad, es algo más profundo.
Cuando recibes un golpe emocional (y yo he recibido alguno que otro) pasas por muchas etapas. Piensas que aquello que te está pasando probablemente es lo peor que te puede ocurrir, crees que no te lo mereces, que es injusto y demasiado doloroso y aunque quizá no sea del todo cierto ( porque cuando nos ocurre algo tendemos a ver todo de forma negativa) en ese momento casi con toda seguridad es así porque así se percibe. Entonces muchas personas en su afan de ayudarte intentan minimizar el asunto, restarle importancia, pero a mi personalmente eso no me ayuda. A mi lo que me alivia el dolor es que empaticen conmigo, que me conforten (se que lo estás pasando mal y realmente es injusto lo que te pasa) que me acompañen, que me escuchen ...
En este camino he encontrado gente que ha estado a mi lado, que me ha oido contar cien veces la misma historia sin cansarse porque me aprecia y entiende que al menos necesito desahogarme, que me pregunta cómo siento, qué hago , o simplemente me coge de la mano y me sonríe.
Al principio no comprendía cómo era posible que personas que estaban realmente cerca no se interesaran y que si lo hacían era por cubrir el expediente y me dolía. Este fin de semana he descubierto que ya no me hace daño y ni siquiera me importa, que lo comentarios que manifiestan un absoluto desconocimiento y desinteres ya me dan igual. Ha sido un duro camino en el que he perdido alguna que otra sonrisa y a alguna otra persona pero a cambio he ganado a muchas personas de las que me dan mucho, he crecido, valoro más lo que tengo y se que prefiero que esas que no me aportan nada no estén cerca de mi.
Se que para ser viernes me he puesto un poco profunda, pero me apetecía contaroslo