martes, 13 de marzo de 2012

Adios Rayito adios (duelo animal)

Han sido casi tres años desde que fuimos a comprar a "Rayo", la segunda mascota de mi hijo mayor. La verdad es que fue una elección fácil, a mi me gustan estos hámster especialmente porque cuando era jovencita (más que ahora je je) mi entonces novio ahora marido me regaló una que además venia con "regalito".  A los pocos días de tenerla en casa aparecieron cuatro hijitos y la verdad es que tres se criaron estupendamente pero había un cuarto más chiquitito que nos tenía preocupados porque la mami lo tenía apartado en otro un rincón separado del resto. El caso es que no sabíamos qué pensar al respecto, ¿lo habría abandonado?. Mi padre se dedicó a observarlos por  la noche para ver qué pasaba y en poco tiempo se dio cuenta de que a ese pequeño tan especial su mami también le daba una atención mayor y es que después de darles de mamar a las tres fierecillas, se acercaba al cuarto y le daba a él en exclusiva. En poco tiempo el pequeñajo  se emparejó con sus hermanos y esta valiente madre sacó adelante a todos sus retoños, una verdadera lección de vida que no sé si es muy normal pero que yo viví.¿No os parece precioso?     





El  primer hámster de mi príncipe fue Ben que duró poquito y cuando murió (mi príncipe tenía 5 años lo pasó mal pero no tanto como ahora) enseguida compramos otro, bueno dos machos "Rayo y Perla". Si ya sé que Perla es un nombre raro para un hámster macho pero que queréis era la mascota de mi princesa y ella quería una chica y como no queríamos descendencia ..., en fin no creo que tuviera problemas de identidad ¿no?



Eso fue hace unos tres años y durante todo este tiempo han estado con nosotros siempre.
Perla es traviesa, pequeña y toda blanca, muy bonita pero muy arisca. 
Rayo era una mascota estupenda, se dejaba coger, acariciar, dar comida, era alegre y vivo y tenía un carilla preciosa.
Por eso cuando el sábado por la tarde nos dejó todos sentimos una gran tristeza pero sobretodo par mi príncipe y mi princesa que lloraron muchísimo. Allí estábamos todos abrazados llorando pasando el "duelo". Lo metimos en una cajita muy bonita y les dijimos que papi lo enterraría en un sitio bonito en el campo debajo de un árbol. Mi príncipe decía que eso no le consolaba porque le echaría siempre de menos, a lo que yo le dije que con el tiempo los recuerdos no le traerían sólo tristeza, es lo que tiene el tiempo que hace que las heridas se calmen 

Y mientras la peque que a sus dos años no sabía lo que pasaba se acercaba a sus hermanos que lloraban y decía ": No pasa nada, el ratón no da miedo, está allí momidito en la caja"


Mi princesa mediana (la voz de la experiencia) le dijo:
- No lo entiendes Alicia, cuando tengas tres años lo entenderás (a esa edad ya será grande claro), morirse es que se duerme y ya no le volvemos a ver más ...


Me dio muchísima pena , pero me gustó la forma en que unos se consolaban unos a los otros, la empatía, y el cariño y el respeto que inspira un animal. Me gusta que tengan mascotas, que las cuiden, jueguen con ellas y se responsabilicen de ellas aunque tengan que pasar por una experiencia dolorosa.


Mi príncipe superado el primer dolor dice que quiere una nueva mascota pero que viva un poco más.